Verdades Absolutas –Capítulo 11–

Con el tiempo aprendí
que todo a tu alrededor
refleja lo que llevas dentro.
Que me gusta la gente
que disfruta del paisaje
caminando a paso lento.
Que hay un lugar reservado en el infierno
para los que no se callan en el cine,
y que prefiero al cantor
con voz cargada de emoción
aunque a veces desafine.

Aprendí que hay momentos
en los que hay que esperar tu turno
y no salirte de la fila,
y que las penas de amor
se curan con dos amigos,
tres canciones y un tequila.
Que no se puede confiar
en quien no te mira los ojos
cuando te estrecha la mano,
y que a los extraterrestres
aunque no vengan de Marte
hay quienes les dicen marcianos.

Aprendí que es muy bueno ser puntual
pero quisiera, si permiten,
agregar un comentario:
Que está bien ser puntual para llegar
pero sin duda que es mejor ser oportuno para irse.

Aprendí que en la vida
has de hacer lo que te guste
para no ser desgraciado,
que tu miedo más profundo
puede ser al mismo tiempo
el mejor de tus aliados.
Que hay que ser caballero en la derrota,
pero sobre todo ser muy
generoso en la victoria,
y que un país con Alzheimer
se condena a repetir
lo más oscuro de su historia.

Aprendí que el café de las mañanas
es mejor tomarlo corto, negro y sin azúcar,
y que no importa para nada
lo que diga esta canción,
pues no hay verdades absolutas.

Aprendí que es muy bueno ser puntual
pero quisiera, si permiten, agregar un comentario:
Que está bien ser puntual para llegar
pero sin duda que es mejor ser oportuno para irse.
Que está bien ser puntual para llegar
pero sin duda que es mejor ser oportuno para irse.