Luna de los Pobres
La luna de los pobres
le brinda un toquecito
azul a los ladrillos
y con su lengua blanca
se introduce en el beso
como en un laberinto.
La luna de los pobres,
como no tiene frío
está siempre desnuda,
y es grato contemplarla
con el frágil deseo
de las noches de luna.
De luna, la luna de los pobres.
La luna de los pobres
cubre como una sábana
el cuerpo del que sueña
y su rueda convive
con los falsos enigmas
que llevamos a cuestas.
La luna de los ricos,
en cambio, saca brillo
al oro monigote,
pero en las noches buenas
presume y se disfraza
de luna de los pobres.