Balcón del Fin del Mundo
Desde el balcón del fin del mundo
veo lo bello y lo terrible,
como cuando el halcón
se lanza a la caza,
como cuando la nube
se torna en borrasca.
A lo lejos un espejismo
toma forma de isla
de farallón,
y el cielo y el mar,
como la muralla de Berlín,
y el cielo y el mar
parecen no tener un fin.
Desde el balcón del fin del mundo
veo una barca diminuta
que, como una pesadilla, avanza;
la yola es un corazón gigante,
la yola es un alma migrante
que sobre un mar sin olas avanza,
deslizándose como un bailarín.
Abajo en el caserío muriendo de calor,
a la distancia un platillo volador.
Son más de cien los timbaleros
que interrumpen el silencio
con un pregón de locos
y una bienvenida sin violines
pero bienvenida al fin,
al balcón del fin del mundo.
Avanza, corazón, la brisa a galope,
como antílope en fuga, se esconde,
latiendo con un querer quedarse y avanzando,
es como ir llegando
al balcón del fin del mundo.