La Cruz de Santiago
No era el hombre más honesto pero él
Era un hombre valiente y fiel
Tampoco la piedad se cobijaba en él
Malvivía, alquilando por tres maravedís
Su espada y vizcaína en
Ajustes de poco lustre y de peor fin
Eran tiempos duros y había que buscarse el pan
Reinaban la picaresca, la espada y el voto a tal
Brilla el acero en su mano
Perla su cara el sudor
Donde el mar no tiene dueño irá
Irá a buscar
A su espalda, una sombra y a pie
Le seguía sin perder
Ningún detalle parecía aprender
Su mirada reflejaba calma y paz
Su voz grave y familiar
Relataba leyendas de la antigüedad
Algo misterioso le envolvía, no dormía jamás
Cuentan que se alimentaba del relato popular
Brilla la cruz de Santiago
En su pecho por el Sol
Su rostro jamás descubrió
Su nombre ocultó
En el tejado del tiempo
En el desván de los sueños se ahoga una voz
No creas en todo lo que veas
Solo haz caso a tu intuición
Y si albergas la duda
Nunca, nunca hallarás consuelo en tu interior
Lanza bien los dados
Porque el juego del camino ha comenzado
Agudiza tu ingenio
Sírvete de mancias, sírvete del tarot
Lee en el alma del bosque
Y adivina dónde la muerte se escondió
Brilla el acero en su mano
Perla su cara el sudor
Donde el mar no tiene dueño irá
Brilla la cruz de Santiago
En su pecho por el Sol
Su rostro jamás descubrió
Brilla el acero en su mano
Perla su cara el sudor
Donde el mar no tiene dueño irá
Brilla la cruz de Santiago
En su pecho por el Sol
Su rostro jamás descubrió
Brilla el acero en su mano
Perla su cara el sudor
Donde el mar no tiene dueño irá
Brilla la cruz de Santiago
En su pecho por el Sol
Su rostro jamás descubrió
Brilla el acero en su mano
Perla su cara el sudor
Donde el mar no tiene dueño irá
Brilla la cruz de Santiago
En su pecho por el Sol
Su rostro jamás descubrió
Brilla el acero en su mano
Perla su cara el sudor
Donde el mar no tiene dueño irá