Tu Espacio

Neidos
Tu espacio, necesario para ser tú.
Contra esta sociedad fugaz me das intensidad despacio.
Cimientos resistentes a intemperie impertinente
para mantenerte fuerte si quieren someterte
en tu espacio. Arma que se ensaña y que me enseña a revisarme,
capaz de amonestarme y hacerme sentir vulnerable.
Imparable alunizaje que por ser tan propio tuyo a mí se me hace deseable.
Es cáscara, edredón y chimenea,
para empezar de cero con sosiego que sanea.
Áncora que te mantiene en tierra cuando la marea marea.
Pausa pactada, templo sin tiempo, odisea.
En el sabes que quieres, quien vive y quien se muere.
La máxima expresión de que por ti nadie decide.
Eliges si te exhibes, si te exiges o te eximes.
La toma de conciencia de que sabes cuánto puedes.
Tu espacio es darse confort para cuestionarse.
Dársena de dudas, sustos, curas y masajes.
En él están tus normas, tu forma de habitarte.
Tu amor germina entonces y por eso quiero amarte
en tu espacio. Allí donde conreas y moldeas ideales.
Dentro hay mil espejos y una almohada gigante,
o un campo de batalla, de repente,
donde recibes golpes y decides si devuelves.
Ahí puedes enseñarle tus rincones a la gente.
Enfrentarte a tus entrañas. Exponerte.
Sitio íntimo en el que todo cuanto sientes es político,
y puedes protegerte de los juicios del presente.
Tu espacio es donde te posees, y eso me conviene, nos sostiene,
aunque ahí dentro también llueve. No obstante,
deja que entre a veces para acompañarte, surcarte, ser parte de tu parte.

Hemos sido alboroto una noche de nadie.
Hemos sido vapor. Un incendio de amor.
Vértigo y fulgor bajo el edredón
si me asomo.
Hemos sido un domingo de almohada y paisaje.
Escogimos los besos
contra el caos y el dolor. Acariciándonos.
Trozo a trozo!