Míos fueron, mi coraçón
Míos fueron, mi coraçon,
los vuestros ojos morenos.
¿Quién los hizo ser ajenos?
Dellos nunca se partía
con gran plaser mi deseo;
de mí partida la veo
y a toda mi alegría,
y tod’el bien que tenía,
pues se hisieron ajenos
los mis ojos morenos.
Y con esta tal passion
siento acabarse mi vida,
y en pensar qu’esta partida
se me parte el coraçon.
Véome en tal confusion,
pues se me hisieron
ajenos los vuestros ojos morenos.
Ya no procuréis matarme
ni causarme mas tormento,
pues que ya mi pensamiento
piensa en mayor pena darme;
que la gloria d’acabarme
m’an causado ser ajenos
los vuestros ojos morenos.