Será que estoy llorando
Nieva y nieva
y el desván está vacío.
Sólo queda un cartelito
de "Se vende"
que me duele como el tiempo.
No hay ni un mueble
en esta azul melancolía,
pero ayer tampoco había
más que el cielo
de una cama que era el suelo.
Te subí de tul vestida
con mi traje tan prestado.
Si reír fue la bebida,
se embriagó el amor diez años.
Pero un día
por un chiste mal contado,
los compinches, en dos bandos, desataron
la revancha y la soberbia.
Y este cálido
desván plumón de nido,
me vio vuelto un asesino,
me golpeaste,
nos cubrimos con afrentas.
Y en aquella escribanía
fue un fangal nuestra poesía.
Cada cual fraguó testigos.
Cada amigo fue enemigo.
Cada insulto fue asentado.
Y el desván fue malvendido
y el dinero repartido
y el olvido fue un candado.
Nieva y nieva,
y sin saber por qué he venido,
en los vidrios ateridos
vi tu rostro reflejado,
desolado, blanco y breve.
Debe ser que te he adorado.
O será, tal vez, la nieve.
O será que estoy llorando.