Primera estación
Envuelto en noche tenebrosa el mundo,
las densas nubes agitando, ondean.
El ronco trueno, el eco tremebundo,
de los opuestos vientos que pelean.
La furia del león domesticado,
que ardiente enjuaga su monotonía,
sus curvas garras contra el hierro empuja,
no encuentra ni un atisbo de alegría.
Y en medio de su dulce desvarío,
se inclina sollozante a su destino.
En medio de su dulce desvarío.
Crecen en el mundo viscerales pasiones,
que superan el colmo de la ansiedad.
Deseos reprimidos congestionan y atrapan,
condenados a un pulso emocional.
Arranquemos el velo que esconde al saber,
la avaricia del hombre confunde a la sed.
No es que haya perdido el rumbo,
es que nunca lo encontré.
La verdad que buscamos vuela tras de ti,
la mentira felices nos hace vivir.
Son los sueños la verdad invertida,
el perfume del beso tatuado en tu piel.