Dìas de Alejandra
Hay una mujer
Hermana del cielo la tierra y el mar
Delirio de estatuas nocturnas
Difícil de amar
Recluta de flor
Requiere apretones para respirar
O al menos de un beso
Que no la quiera abandonar
Y ya lo ha encontrado
Aprendió a cantar
La historia de un ave
Y de un pensamiento morado
Y se ha enamorado.
Hay una mujer
Que hizo mi espera una daga mortal
Y el vino volvió en una pócima
Para llorar
Ella desnudó
Su cuerpo quizás un presagio estelar
Durmió como fauna extinguida
Y ahogado coral
Más despertaría
Como un animal
Huyendo a la selva y el rio
Que son su alegría
Nos sorprendió el día.
Hay una mujer
Que vive apartándose del camino
Y deja un fantasma que ronda
El de paciente amor, como yo
De noble querer
Te dice al oído se peregrino
Y yo tan ingenuo exclamo
Que vida mejor
La de andar viajando
Pobre del cantor
Construye una historia, la muele
Y sigue inventando
Se va suicidando.
Hay una mujer
Que despierta con violencia de los sueños
Reloj bullicioso temblor
Juerga de fin de mes
Te apura los pies
Y frente ascenso hago el empeño
Y aunque este oscuro
Muy claro el camino se ve
Ojitos de luna
Arcilla por pie
Quisiera un bebito arrollarse
En tan suave cuna
Cubierto de bruma
Hay una mujer
Autodestructiva fotógrafa amante
Guerrera en silencio vigia de gente sin dios
Como yo
De noble querer
Brindada y esquiva buena caminante
Y un hombre ni bueno ni malo
Sin decir adiós
Le llueven palabras
Arboles y lirios
Y un fin de semana
Que de recordarlo acalambra
Días de alejandra